DEMOCRACIA
Y AUTOCRACIA:
Los
dos tipos opuestos que se presentan en la realidad contemporánea son la
democracia y la autocrática. A esta última el programa de la asignatura la
designa como totalitarismo. Sin embargo preferimos otra terminología porque en
tanto que la autocracia es una forma de gobierno, el totalitarismo se presenta
fundamentalmente en los regímenes autocráticos y quizás sólo pueda darse en
ellos, pero se refiere no a la forma de gobierno sino a la amplitud del control
del Estado sobre la conducta y el pensamiento de individuo.
En
suma la democracia tiene que ver con el lugar donde radica el poder de Estado,
el totalitarismo con la amplitud o extensión de sus fines.
Concepto de Democracia;
El criterio diferenciador entre la democracia y autocracia ha pasado a ser una de las cuestiones clave de la Ciencia Política. La razón es que todas las naciones de mundo actual, aunque constituyan dictaduras monolíticas, se proclaman democracias populares u otras formas de gobierno democrático. Todas tienen Constituciones; todas recurren al sufragio universal aunque el voto no sea libre en la mayoría de ellas y consista únicamente en la ratificación obligada de candidatos únicos. Todas o casi todas tienen un Parlamento, aunque los diputados están reducidos a un papel casi nulo en la mayoría de los casos.
Ello obliga a un mayor rigor y
precisión al definir los elementos propios de una auténtica democracia. La
definición más simple es la de Lincoln: “El gobierno del pueblo, por el pueblo
y para el pueblo.”; pero no adquiere su pleno sentido sino en función de lo que
excluye: el poder ejercido por una autoridad que no proceda del pueblo. Lord
Bryce intenta una definición positiva de la democracia con el principio
mayoritario. ¿Sería democrático un régimen en el cual se excluya de la
ciudadanía a un vasto sector de la población por razones de raza, por ejemplo,
como sucede en África del Sur? De manera que un primer elemento de una
auténtica democracia es que en la definición de la ciudadanía no se hagan
discriminaciones indebidas por razón de raza, sexo, idioma, o religión,
condición social, fortuna, etc.
Por eso la fórmula del
sufragio universal, o “one man, one vote” es un elemento esencial de la
democracia.
De modo que un primer
requisito es que se reconozcan los derechos de ciudadanía por razones graves
como las indicadas.
Un segundo elemento es el
principio mayoritario que asegura la igualdad entre los participantes. Si el
requerimiento fuera el de la unanimidad no podría adoptarse ninguna decisión a
menos que todos estuvieran de acuerdo. Ello concedería a cada individuo un
poder de veto sobre toda nueva decisión a menos que todos estuvieran de
acuerdo. Ello concedería a cada individuo un poder de veto sobre toda nueva
decisión. Igualmente, un sistema de mayoría calificada, por ejemplo de 2/3 de
votos, daría a una minoría de un tercio ese mismo poder de veto. Por eso es más
igualitario, más democrático, el principio mayoritario.
Un tercer elemento
indispensable es que no sólo el pueblo elija a los gobernantes sino que los
gobernantes estén obligados a justificar su conducta y puedan ser reemplazados
mediante elecciones periódicas desarrolladas en condiciones de libertad o sea,
aquel sistema en el cual la ciudadanía adquiere el poder de decidir cuestiones
y elegir gobernantes en una lucha abierta y competitiva por medio del voto
popular. Se requiere elecciones en períodos fijos y no demasiados separados
entre sí, a fin de que el electorado pueda ejercer cierto control sobre la
conducta del gobierno. Debe abrirse la posibilidad de competencia entre
candidatos de deferentes orientaciones políticas y sociales.
De manera que deben hallarse
presentes dos condiciones:
a)
Que
el gobierno pueda ser sustituido por otro por decisión electoral y
b)
Que
también por decisión electoral puedan imponerse un cambio en la orientación
política de los gobernantes.
Y por último, debe haber
elecciones libres, o sea aquellas en las cuales ni el gobierno en el poder, ni
ningún otro grupo, pueda determinar el resultado electoral por medios como el
fraude, la intimidación o la corrupción, sino sólo por el anuncio público de
cómo habrá de actuar si es mantenido o se lleva al poder.
Esencia de la Democracia:
Es
tal la importancia de este último elemento que algún autor contemporáneo como
Bourdeau cifra el criterio distintivo entre la democracia y lo que llama
monocracia, en el papel de los partidos políticos en la vida institucional. ¿Es
libre la formación de partidos y ninguno es privilegiado en la lucha política?
¿O existe un Partido único que no admite oposición en las asambleas
legislativas? Esto es lo esencial, ya que es la multiplicidad y libertad de los
partidos lo que permite y garantiza que el gobierno no represente solamente una
clase o un grupo de intereses sino la mayoría de los gobernados. De manera que
para este autor las dos formas de gobierno
fundamentales son hoy en día:
a)
El
Estado que admite una pluralidad de partidos y que utiliza un régimen de poder
abierto a la competencia, o sea la democracia pluralista; y
b)
El
Estado de Partido único donde el poder es ejercido por el único partido tolerado,
y que a causa de la hostilidad que profesa a todas las formas de pluralismo,
llama monocracia.
A consecuencia de la
inexistencia de otros partidos, la monocracia o régimen autoritario no permite
al pueblo ni la elección ni el control de los gobernantes. En cambio, el
pluralismo de los partidos, que son los grandes condensadores de la opinión
pública, permite el enfrentamiento de ideas en competencia y si bien uno llega
al Poder existe siempre la posibilidad de revancha. La democracia ha sido
caracterizada entonces como aquel régimen político que permite el cambio de las
autoridades gubernamentales por el voto y sin derramamiento de sangre.
Se suele afirmar que no debe
confundirse democracia con liberalismo, que la que la característica del
sistema democrático es que los individuos concurren con su voluntad a formar y
a controlar el gobierno: el lema del sistema democrático sería “El “Estado
somos nosotros”. En cambio, la cuestión del liberalismo trata de los fines del
Estado, de los límites hasta dónde puede llegar el poder del Estado, cualquiera
sea su forma de gobierno, con respecto al individuo. El lema del liberalismo
sería “El Estado no lo puede todo” o sea, encuentra ciertos límites y vallas a
su autoridad, opuestos por los derechos que poseen los individuos que componen
la población del Estado.
La democracia puede y debe ser
social, asegurar no sólo derechos civiles y políticos, sino también económicos,
sociales y culturales, teniendo así a establecer una igualdad de hecho entre
los hombres.
Pero la distinción entre la
democracia y liberalismo no es válida en los otros planos ya que la democracia
es la única forma de gobierno compatible con la libertad y los demás derechos
individuales. Y es que la democracia constituye ante todo, como señala Burdeau,
un sistema de gobierno que tiende a incluir la libertad en la relación política
organizada.
La democracia es entonces la
toma de posesión del Estado por el individuo.
Formas de gobierno autocrático:
Dentro
de las formas de gobierno autocrático se distinguen tres tipos según la actitud
que asumen respecto del modelo democrático. Existieron, en primer lugar, los
regímenes fascistas del tipo de Alemania nazi e Italia mussoliniana, que
atribuyen en el poder a un hombre providencial, niegan la igualdad de los
ciudadanos y el sufragio universal estableciendo discriminaciones entre razas y
categorías sociales y contestan abiertamente la legitimidad democrática.
Luego
están los regímenes autoritarios de facto que constituyen dictaduras apoyadas
sobre la fuerza armada, pero se disimulan bajo la fachada de una Constitución
democrática, no respetada en la práctica.
Y
por último, los regímenes comunistas de democracia popular, en los cuales se
encuentra la misma dicotomía entre una Constitución aparentemente democrática,
que proclama las libertades públicas y los derechos de los ciudadanos pero cuyo
comportamiento no se ajusta a los textos oficiales.
Formas de Democracia:
La
Democracia es como se ha señalado, la forma de gobierno donde el pueblo,
soporte del poder político, es puesto en condiciones de ejercerlo directamente,
o al menos, de controlar su ejercicio. Tenemos así, por un lado, la democracia
directa, y por otro, la democracia representativa o indirecta, cuando el poder
es ejercido por órganos cuyos integrantes son elegidos popularmente. Ha también
formas intermedias que se describen como democracia semi-directa,
semi-representativa.
El
ejemplo tradicional de democracia directa es el régimen ateniense de la época
clásica, donde el pueblo se reunía en el ágora para discutir las leyes,
aprobarlas o rechazarlas y elegir a los jefes del Estado. Pero el número de los
ciudadanos sumamente restringido y nunca excedió de una sexta parte de los
habitantes de la ciudad, pues no se contaba a los esclavos, las mujeres y los
extranjeros o metecos. Por eso es aplicable a la democracia ateniense la
crítica que formulan los enemigos de este sistema: el gobierno de todos, en
nombre de la crítica que formulan los enemigos de este sistema: el gobierno de
todos, en nombre de los más, por lo menos, que son muy pocos.
Es
obvio que el sistema de democracia directa no puede funcionar en un Estado
moderno, por lo que es hoy una curiosidad histórica.
Democracia
representativa es aquella en la cual el pueblo no gobierna directamente sino
que elige a los gobernantes, es decir, escoge a quienes habrán de tomar las
decisiones de gobierno.
En
la forma estricta de democracia representativa el legislador o el integrante
del Poder Ejecutivo, una vez electo, queda librado de toda presión e influencia
de sus electores. El teórico de este sistema era Sieyes, quien decía que el
pueblo no puede hablar ni obrar sino por intermedio de sus representantes,
quienes adquirirían así un poder soberano.
Pero
hay quienes conciben en forma distinta la democracia representativa, y
entienden que el gobernante no es sino un mandatario de sus electores, obligado
a ajustarse a las instrucciones de éstos.
La
práctica de la democracia representativa moderna tiende a dar al cuerpo
electoral cierta influencia sobre las decisiones de los gobernantes. Esto es
así porque los electores no se limitan a elegir nombres, sino que votan por un
partido, que tiene un programa, es decir, votan una política determinada.
Por
último el régimen de democracia semi-representativa mantiene la idea de
gobernantes elegidos pero además atribuye al pueblo una actuación directa en la
gestión de gobierno bajo dos formas fundamentales. La primera es asegurarle
cierta intervención en el proceso legislativo, por vía de iniciativa de leyes,
ya se trate de leyes ordinarias o de leyes de reforma constitucional. La
segunda es prever la ratificación de proyectos de ley ordinaria o
constitucional por medio del voto popular. Esto último se designa con el nombre
de referéndum y consiste en una consulta al pueblo que debe expedirse por sí o
por no colocando balotas en las urnas.
Otra
institución de democracia directa es el veto popular: un número determinado de
ciudadanos puede pedir que se someta a decisión del cuerpo electoral el
mantenimiento de determinada decisión del gobierno, por ejemplo, lo que crea un
impuesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario